Las políticas públicas tienen un proceso de construcción que parte de un ejercicio participativo en el que a partir de unas agendas de derechos  se identifican cuáles son las necesidades y demandas de la ciudadanía y cuáles son las acciones puntuales que según el marco normativo debe ejecutar el Estado. Según la magnitud de la problemática se puede diseñar una política pública sobre un tema específico o puede incluirse en una más amplia.

 

La Secretaria de la Mujer, formula, implementa y le da seguimiento a la política pública de mujeres y equidad de género. Esta política tiene dos instrumentos: el Plan de Transversalización y el Plan de Igualdad de Oportunidades para la Equidad de Género. Este último se construyó a partir de un ejercicio participativo en el que a través de mesas de trabajo local las mujeres expresaron que debían tener derecho a una vida libre de violencias, a la participación y a la representación, al trabajo en condiciones de igualdad y dignidad, a la salud plena, a la educación con equidad y a una cultura libre de sexismo. El manejo de la higiene menstrual está asociado con el derecho a la salud plena.

 

Este derecho surge porque históricamente las mujeres no han podido decidir sobre su cuerpo y se han creado brechas en el acceso a la salud como consecuencia de haber sido consideradas sujetos de segunda que solo servían para la reproducción. No solo la ciencia, que ha desarrollado sus investigaciones basándose en el hombre, sino otros procesos corresponden a un modelo patriarcal. Incluso, en la actualidad se mantienen esas construcciones culturales, hoy en día una mujer se define en términos de su maternidad.  Es necesario comprender este contexto histórico para entender por qué este derecho es una demanda de las mujeres.

 

El derecho a la salud plena es una sombrilla gigante, porque estamos hablando de que la salud no solamente se refiere a lo físico sino de un concepto integral que incluye lo psicológico y lo social, sin embargo es un tema a la que no se la ha dado la importancia que merece y que hasta ahora se está abordando. Es el movimiento feminista, a partir de la década de los sesenta, el que ha abierto espacios para que se hable de las mujeres y sus derechos.

 

Los derechos sexuales y reproductivos abordan diferentes temáticas que tienen que ver con lo que implica la sexualidad y el cuerpo asociado a la reproducción. Experiencias como  las relaciones sexuales, el parto y la interrupción del embarazo pueden ser traumáticas porque nos han condicionado en un rol social y nos cuestionan sobre nuestras decisiones. Aunque hay un avance normativo, es un tema relativamente nuevo y hasta ahora se está haciendo un proceso de sensibilización . Si todavía no se ha logrado que las mujeres tengan claro el concepto de violencia, mucho menos que haya un reconocimiento de cuáles son sus derechos sexuales y reproductivos; la misma causa de que no se haya abordado un tema tan específico como el la higiene menstrual.