Me llamo Sandra Garay y soy artesana hace 15 años. Trabajo la técnica de la filigrana en oro y en plata, y trabajo también los tejidos como el crochet y el macramé.

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Antes de que me llegara la menstruación, creo que yo solo había hablado de eso con mis compañeras del colegio. Cuando me llegó sí me hablaron en mi casa. Pero con mis hijas sí lo hable, porque como compartimos el mismo cuarto, pues ellas me habían visto cambiarme y ya me habían preguntado. Entonces cuando a la hija mayor le llegó, para ella ya no fue una sorpresa.

 

Cuando a mí le llegó por primera vez fue en unas vacaciones en Bucaramanga. Yo tenía 12 años y fue en una casa ajena. Fue en el baño, pero a mí me dio mucha, mucha pena. Yo creía que se me veía la toalla, entonces no quería caminar sino de para atrás.

 

Sí sabía que en algún momento me iba a llegar, pero no lo esperaba. Tuve como un año después de eso que todavía me daba pena, que me retraía por el asunto, hasta que me fui acostumbrando cada mes a las toallas y a mi ciclo.